viernes, 3 de septiembre de 2010

Deuda Eterna

Durante la Guerra Fría los prestamos se utilizaron muchas veces para corromper gobiernos. El asunto no era si el dinero servía para mejorar el nivel de vida de la población, sino si conducía a la estabilidad de la situación en el país, dadas las realidades geopolíticas en el mundo. Joseph E. Stiglitz, Jefe Económico del Banco Mundial, 1997-1999, Premio Nobel de Economía 2001.
La actual deuda externa tuvo sus orígenes en la “crisis petrolera” de 1973, cuando los países árabes exportadores de petróleo decidieron suspender exportaciones a los países que habían brindado apoyo a Israel en la guerra del Yom Kippur, y a su vez crear los mecanismos que permitirían elevar los precios. Esto les reportó grandes beneficios económicos que, dejando de lado la ley islámica que prohíbe cobrar intereses por el dinero que se presta, decidieron depositar en bancos europeos y norteamericanos. Estos bancos buscaron rentabilizar los petrodólares, y claro, la mejor manera de hacerlo era concediendo créditos a los dictadores latinoamericanos y a los recién independizados países africanos.
Por otro lado los países industrializados estaban atravesando por una recesión económica y necesitaban vender sus productos, así que se les ocurrió prestarle dinero a los tiranuelos del tercer mundo a condición de que compraran sus productos. En realidad no les prestaban dinero, les vendían fiado lo que les sobraba.
En un principio los plazos de retorno de los créditos eran favorables y los intereses bastante bajos, en torno al 4 y 5%, pero con una trampa, el interés era cambiante. Más tarde, a fines de 1979, el gobierno de Estados Unidos con la intención de atraer inversión extranjera, decide subir unilateralmente los tipos de interés. Estos serían de ahí en adelante del 16 y 18%. Se cerraba así la trampa mortal que condicionaría el desarrollo de los países del sur.
La vía utilizada para pagar la deuda era a través de la exportación de materias primas por lo que al aumentar la deuda tenían que aumentar las cantidades exportadas. Aquí la ley de la oferta y demanda jugó en contra de los países endeudados, ya que la abundancia de materias primas en los mercados internacionales hizo que los precios de estas se vinieran abajo. Se perfeccionó así el saqueo de los pueblos del sur, más materias primas por menos dinero.
Al poco tiempo México se declaraba en banca rota, y tras él muchos más. A partir de aquí se solicitarían préstamos para pagar lo que ya se debía, y estos llegarían con una serie de condiciones que facilitarían el saqueo de nuestras riquezas e imposibilitarían el desarrollo de nuestras sociedades: privatización de servicios públicos, tratados de libre comercio, precarización del trabajo, reducción de impuestos a las empresas multinacionales, reducción del gasto público en materia de salud, educación, vivienda… En fin una serie de medidas que bien analizadas únicamente ayudan a perpetuar la deuda.
El caso de Guatemala es sangrante: los regímenes militares que gobernaron el país de 1954 a 1985 contrajeron una deuda de 2,700 millones de dólares, dinero utilizado para financiar una guerra contra el propio pueblo, dinero que sirvió para masacrar a mas de 200 mil indígenas, para robarles las tierras y para asegurar el futuro de varias generaciones de parásitos.
Esta deuda odiosa no debería ser pagada, no es justo que el pueblo pague lo que unos cuantos tiranuelos despilfarraron. Para 2006 la deuda alcanzaba los 5,500 millones de dólares (casi 500 millones más que el presupuesto del gobierno para ese año). A día de hoy será más ya que el Fondo Monetario Internacional ha concedido más préstamos para evitar que el país se atrase en sus pagos, dinero que ni siquiera vemos.
La devolución de estos créditos cuesta al actual gobierno el 15% de su presupuesto anual (unos mil millones de dólares), dinero que podría ser destinado a salud, educación, vivienda… Es un lastre para el desarrollo del país que curiosamente nunca es mencionado por políticos y medios de comunicación.
Hace un par de años cuando Guatemala se preparaba para ingresar a Petrocaribe, los políticos de derecha y los medios de comunicación armaron gran revuelo ante lo que a su juicio era la entrada del chavismo en el país. Petrocaribe es un proyecto del gobierno venezolano a través del cual se conceden combustibles a crédito, a un interés del 1% y para ser pagados en 20 años, la única condición es que este dinero sea utilizado para fines sociales.
No hay que ser muy listo para notar que el simple hecho de cambiar una deuda con intereses altos por una con intereses bajos, es un gran negocio para el país. Lo que cabe preguntarse es ¿por qué lo conveniente para el país no es conveniente para las oligarquías que controlan los medios de comunicación?

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