domingo, 23 de mayo de 2010

¿Qué crisis importa, impacta, e involucra más?

Existe una definición que llama mucho la atención sobre cómo definir la palabra “crisis” la cual nos dice: “Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorar, ó para agravar al paciente”. Y bien podemos seguir este contexto para entender lo que significa realmente una Crisis Económica. Al igual que los órganos componen nuestro cuerpo, diferentes entes o agrupaciones componen una sociedad; trabajadores, obreros, agricultores, empresarios, gobierno, y el resto del mundo (conocido como sector externo).

La crisis financiera que inició en Estados Unidos de América surgió precisamente en ese sector, el sector financiero que más tarde se trasladó a los demás sectores que componen la economía; y debido a la relación que muchos países poseen con Estados Unidos, se transfirió al resto del mundo, golpeando duramente el comercio internacional, y para el caso de Latinoamérica una disminución en las exportaciones, dificultad para financiar el comercio, para adquirir prestamos, reducción en remesas familiares y la difícil situación política de Honduras.

Pero, en realidad el mundo siempre ha vivido crisis económicas, y estas han tenido siempre el comportamiento de un ciclo; países, y el mundo entero entran en crisis, luego se recuperan, llegan a un punto de bienestar máximo y luego caen repentinamente, como si un ser humano naciera, creciera, fuese adolecente, adulto, envejeciese, muriese, y luego volviese a nacer.

Y todas y cada una de las crisis que la humanidad ha enfrentado se han debido básicamente a una razón: al comportamiento avaro e insatisfecho del hombre, que sobre el mismo hombre y sin importarle lo demás, quiere lograr acumular la mayor cantidad de riqueza, sin importar los daños que pueda causar al resto de seres humanos, y más importante aún a la naturaleza. Pero ¿acaso perdió el ser humano de la capacidad de identificar el problema?, ¿o es que han destruido todos los libros que nos indicaban la raíz del mismo?, ¿se nos cuenta la verdad a medias, o nula?, o ¿habremos perdido ya la sensibilidad a tal punto de no interesarnos los problemas ajenos?

Y es que en realidad las crisis económicas que el mundo ha sufrido se reflejan y se tratan de corregir principalmente por que afectan el bienestar de la clase alta, de los ricos, las empresas mundiales y la elite económica en general. Y algo que duele aceptar es que el mundo realmente siempre ha vivido en crisis, bastaría dar un paseo por los barrios pobres de cada país, de cada cuidad, de cada aldea y cantón y darnos cuenta que en realidad la crisis económica es al parecer una palabra que se utiliza siempre y cuando no afecte a los pobres, los que carecen de una vida digna. Parece que las crisis solo afectan a los grandes, sin embargo la crisis es crónica.

Y es que al ver la crisis económica desde la cima de una montaña podemos percatarnos del no tan enorme daño que en realidad representa para la humanidad. Existe una crisis que venimos forjando desde el inicio de la era industrial, una madre crisis que será capaz de alcanzar hasta el más pequeño ser del planeta, y es la crisis ambiental.

Si bien la economía se encarga del estudio de los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales mediante el empleo de recursos escasos de una manera eficiente (entiéndase: administrar bien lo poco que tenemos). Parecemos haber pocos interesados en cumplir con lo que economía conlleva, pocos interesados en buscar alternativas, soluciones, o como minimizar el problema, el daño que el planeta obtiene a causa de nuestro desinterés, de la producción masiva de artículos innecesarios y en el modo de producirlos.

El mundo empieza ya a manifestar señales de la grave enfermedad llamada “contaminación” de la que padece; alteraciones en diversos

ecosistemas, el calentamiento global, la contaminación de ríos, lagos, mares, océanos, el deterioro de las fuentes de agua potable, escasez de alimentos debido a alteraciones en el clima. La crisis al parecer ya empezó y solo tendrá un ciclo; difícilmente pueda renacer.

Existe actualmente un derrame de petróleo en las costas de Estados Unidos y el golfo de México, y se calcula que será varias veces mayor al derrame ocurrido en Alaska en el que el petrolero Exxon Valdez en 1989. Dicho derrame tiene aproximadamente 5,537 kilómetros cuadrados de extensión que equivale al 5.08% del territorio Nacional, y 1.72 veces mayor a todo el departamento de Jutiapa (casi dos veces mayor).

Las externalidades negativas (daños ocasionados por la actividad productiva del hombre al medioambiente y a la sociedad) son escasamente controladas. Las diversas reuniones mundiales para contrarrestar el calentamiento mundial no son apoyadas por los países que más contaminan: Estados Unidos, México, China, Japón, Alemania entre otros. (Las reuniones mundiales que trataron temas medioambientales fueron: Conferencia de Estocolmo 1972, Cumbre de Rio 1992, Kioto 1997, Copenhague 2010. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA). La televisión y los diferentes medios de comunicación nos hacen creer que debemos consumir los productos que nos presentan para poder ser generalmente catalogados con cierto nivel de vida dentro de la sociedad. Es publicidad que está diseñada a invadir la mente del consumidor, de esta manera se cuenta inclusive con publicidad diseñada para niños y bebes, así cuando crezcan serán clientes potenciales. Y esos productos a la vez pasarán a formar parte esencial del consumo en la vida del individuo sin tan siquiera necesitarlos realmente. (Tomado del libro: “La Corporación”. Noam Chomsky).

El protocolo de Kioto debió ser ratificado por al menos 55 países cuyas emisiones de gases contaminantes a la atmosfera representa el 55% del total, se les pidió reducir la cuota en un escaso 5.2% (Datos a 1992)

Pero aún tenemos el poder de poder cambiar el rumbo, aun tenemos la capacidad de minimizar o mitigar la gran crisis económica que se avecina. Debemos cambiar nuestra actitud, hacer un uso racional de los recursos escasos con que contamos, consumir menos de esas cosas no necesarias, ahorrar electricidad (previniendo así la quema de combustibles fósiles que en nuestro país son utilizados en gran parte en la producción de energía), reciclar, cambiar el método de cosechas actual, diversificar los cultivos, cuidar nuestro ecosistema, cambiar la televisión ociosa por un libro, utilizar menos papel, investigar sobre la actual situación ambiental de nuestra comunidad, de nuestros ríos, nacimientos y aportar soluciones a la problemática. En síntesis buscar un desarrollo sostenible (un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades). Allí entonces estaremos economizando y empezaremos a darle al término Economía el significado que realmente merece.

Y es que la Economía abarca un conjunto enorme de cosas por analizar, entender y tratar de proyectar, pero sin duda la mayor importancia debe centrarse en la naturaleza y la manera en como el hombre interactúa con ella, manera que determinará nuestro bienestar y el de las generaciones futuras.

Como ya lo dijo Eduardo Galeano (escritor) en El Derecho a Soñar: “La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia…”

La investigación debe apropiarse pormenori­zadamente de su objeto, analizar as distintas formas de desarrollo y rastrear su nexo inter­no. Tan solo después de consu­mada esa labor, puede exponer­se adecuada­mente el movimiento real. (Karl Marx. Epílogo a la segunda edición de El Capi­tal)

Mark Peñate Castro

Guatemala abril de 2010

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